Como me imaginaba hubo criticas contra el entrenador en la junta de accionistas de la Real Sociedad pero sigo creyendo que parte de la afición sigue confiando en él. Yo que conste, jamás he dudado de su buen hacer, lo mismo que me sucedió con Martin Lasarte. Estoy plenamente convencido de que lo que hace está mejorando al equipo. Me gusta su método, su forma de trabajar en los entrenamientos y sus planteamientos en los partidos. Me gusta, aunque haya detractores sobre ello, que juegue con un 4-3-3 y le guste la posesión de balón. Y me gusta que le guste la cantera. Que crea en ella. Que la estimule. Que cada día este contando con más canteranos.
No me valen los comentarios de que la Real Sociedad siempre ha jugado con otro estilo. Cada entrenador tiene su forma de entender el fútbol y trata de explicárselo lo mejor posible con palabras y hechos a sus jugadores. Es él y solo él el que conoce mejor el estado físico y anímico de cada jugador, y el que está en mejores condiciones para jugar. El que conoce mejor al rival y plantea por tanto adecuadamente el partido. Creo que un equipo, un club, es una máquina, formada por miles de piezas. Desde el primer aficionado, pasando por cada jugador, trabajador o directivo. Todos conformamos el club. Y no puede fallar nadie para que esa máquina funcione. Para que la máquina haga su trabajo, todas las piezas han de saber cual es su posición en la máquina. Es la unión de las piezas, la que hace que las maquinas de los clubs funcionen. Y no depende siempre del que tiene más dinero para disponer de la mejor máquina. A veces sucede, que la máquina más pequeña, funciona mejor que la mejor o más grande, y consigue mejores resultados. Ya sucedió con nuestra Real Sociedad en la temporada 2002-2003.
No se le ha dejado trabajar muy a menudo con la libertad que un entrenador debería tener. Se le ha gritado desde el inicio pidiéndole los cambios más rápidos, se le han pedido que saque a uno o a otro jugador. Creo que la presión no le ayuda a nadie a que las cosas le salgan bien. Ni los entrenadores ni jugadores necesitan más tensión de la propia que sufren en cada partido. Lo que hay que pedir es que la actitud en los entrenamientos, y en cada partido, tanto de jugadores como de entrenador, sea positiva siempre al 100%. Y eso si se puede pedir desde las gradas. Intensidad, tensión, entrega, sacrificio, lucha. En definitiva, espíritu de equipo. Que el grupo: entrenador y jugadores, sean un grupo compacto con las ideas claras de lo que quieren y deben hacer. Porque si dejamos que el miedo, el nerviosismo, la presión y la ansiedad puedan con nosotros, no tomaremos nunca las decisiones más adecuadas.
El carácter del entrenador no va unido a éxitos o fracasos. No el que es más enérgico, más inflexible, es el que siempre logra los triunfos. Y de eso sabemos en la Real. Un entrenador triunfa y es apreciado y respetado por los jugadores, independientemente de su carácter.
No creo en los resultadistas. No creo en los que al mínimo error se ceban en el entrenador. No creo en los que le presionan y no le dejan trabajar. No creo en los que haga lo que haga Philippe estará mal hecho, incluso cuando coincida con lo que ellos llegan a pensar, a veces. Silbidos a las primeras de cambio cuando las cosas no salen en cualquier partido. Cuando lo que se necesita, si las cosas van mal, es más apoyo, no silbidos. Más gritos de ánimos. Menos petición de dimisiones. El fútbol es sentimiento y unión con los tuyos. Entrega a los colores que se llevan no solo en la cabeza si no más en el corazón.
Ya se que si las cosas van mal, que creo que no irán, me lloverán palos por todas partes. Porque la mayoría de la gente actúa así. Si aciertas y ellos fallan. Callan. Pero si fallas y ellos aciertan, no paran de recordartelo. Para mi, si se cree en algo no importa fallar. Y yo sigo creyendo en Philippe Montanier. Creo en su visión del fútbol. Vamos a tratar de dejarle trabajar sin tanta presión para que al final los jugadores y él, él y los jugadores, saquen todo lo que llevan dentro, que es mucho, y se sitúen en la clasificación, donde por nivel técnico y futbolístico deberían estar.
¿Quien lo dijo la primera vez?. Seguro que se ha repetido en numerosas ocasiones. ¿Las victorias son de los jugadores y las derrotas de los entrenadores?. Creo que no. Victorias, empates y derrotas son tanto de unos como de otro.
Por ello sigo pensando que si un entrenador es apreciado, querido, entendido y respetado por sus jugadores, y el entrenador respeta a sus jugadores, todas las piezas del equipo, a las que se suman las que aporta la afición, hará que lleguen los buenos resultados.
Creo que no ha habido con Philippe Montanier, desde que llegó a la Real Sociedad, una palabra que parece que se ha borrado de muchas mentes: PACIENCIA. Un grupo se va conociendo. Conviviendo, entrenando, jugando, cada día se conoce y compenetra más. Y es de lo que se trata. Con PACIENCIA se consigue casi todo. Sin ella casi nada.
Siempre lo repito a todos los que me conocen. CREER ES EL PRIMER PASO PARA LOGRAR LO QUE SE QUIERE CONSEGUIR. ES EL PRIMER PASO. EL SIGUIENTE ES HACER LO QUE SE DEBE PARA QUE SE CUMPLA LO QUE CREES. Llegaremos allí donde queremos, si nos lo proponemos.
El caso de sir Alex Ferguson y se puede decir, SU MANCHESTER UNITED, es caso a parte. La mayoría de los entrenadores, saben que tienen una caducidad más o menos corta. Algunos demasiado corta. Porque si se hiciera caso de lo que algunos dicen desde que llega un entrenador, a los pocos partidos de empezar, habría temporada que un equipo tendría 5-6 entrenadores.
Y porque quiero que continúe dirigiendo al equipo de la familia txuri urdin, le digo tres palabras que le sirven para cada dia: Bonjour, bon soir et bonne nuit. Porque ello significará que sigue con sus jugadores y con su afición.
Hay un anónimo que dice: EL OPTIMISTA SIEMPRE TIENE UN PROYECTO. EL PESIMISTA SIEMPRE TIENE UNA EXCUSA. Vamos a ser optimistas, y las cosas nos irán mejor, sin ninguna duda.
por JOXEBI
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